Querido pendejo
Señor Cabrónfeo
Tú que me has despertado
Año tras año
Con un golpe sónico
Metálico como el ala
De un dinosaurio volador
Fabricado en los intestinos
De un infierno olvidado
En un plano del universo
Carente de la luz
Tejiendo en los senderos
De mis nervios
Una bilis fosforescente
Que pinta mis mañanas
De un grito ácido
Una explosión automotor
Que enrolla mi cabeza
En un papiro escrito
En símbolos caóticos
Las marcas de un gallo
Envenenado por capricho
Tú que arrancas
El motor de tu Mustango
Como el dedo cortado
De un gigante derrotado
Caído en el valle
Que se acerca al gatillo
De la pistola
Cubierta de arena
Para disparar una última vez
Y matar por la última vez
Alguna criatura inocente
Bebiendo agua dulce
En la noche iluminada
Por una sola estrella
Haciendo añicos
Del silencio ancestral
Tú que arrancas
El motor malvado
De tu Mustango
Color-de-muerte
Sacándome
De los sueños
Como un viento
Caliente que viene
Del norte presagiando
La perdición
Eres el castigo
Por un acto desconocido
Te maldigo no para que
Te vuelvas hasta más infeliz
Y sufrido
Sólo para que desaparezcas
Volando y aterrizando
En tu mundo ataúd
Hecho del ruido puro
Dejando mis sueños
En el reino de sus túneles
Callados
Laberintos
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